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18. TRAS MUCHO LUCHAR, LO CONFIESO.

 

ME GUSTA EL FÚTBOL

 

El fútbol, ese deporte aparentemente frío, de millonarios alejados de la realidad, de cifras y movimientos extraterrestres,

                    y a la vez ese deporte que despierta pa    siones tan intensas que hasta el vecino más descariñado se convierte en alguien cercano cuando su equipo juega.

Es como si una fuerza misteriosa

                                   se apoderara de no     sotros y nos convirtiera en seres irracionales capaces de gritar,

saltar y hasta llorar

por un simple GOL.

 

Es algo que no tiene explicación, como la forma de escribir el párrafo anterior, dejando huecos, tipos de letras distintos, saltando de línea, separando palabras, no es lógico, como el fútbol.

Cuando estás viendo el fútbol con los amigos siempre se sigue el mismo protocolo. Todo comienza con risas y chistes, como que no va contigo, pero a medida que avanza el juego, la tensión se va apoderando del grupo. De repente, un gol inesperado desata la locura: uno salta de la silla, otro se abraza con un desconocido y el tercero corre como un “trastornao” por el local como si le hubiera tocado la lotería.

¡Y todo por un balón que entra en una red, porque si lo piensas es simplemente eso:

 

UN BALÓN TOCANDO UNA RED

Realmente es que si lo piensas y lo llevas a lo básico, todo es muy sencillo.

 

¿Qué es una buena paella? Arroz en un plato.

¿Qué es un buen teatro? Personas en unas tablas haciendo de otras personas.

¿Qué es un buen bosque? Un montón de árboles con tierra.

 

Pero la vida no va de la básico, si no de lo que se le suma a esa base, lo que te hace feliz, lo que marca la diferencia y queda es aquello que se le suma a lo básico. La paella es ese olor que te recuerda a casa, esa familia que ves los domingos, un teatro es la reflexión a la que te lleva esas escenas, esa butaca por la que han pasado cientos de vidas, un bosque son los reflejos de luz que se cuelan entre los árboles cuando está amaneciendo y el sonido de los pájaros que te llevan a otra dimensión.

 

SI SOLO VES LO BÁSICO DE LAS COSAS, ERES MUY BÁSICO

 

Porque la pasión por el fútbol va más allá de los partidos. En ocasiones hasta te identificas con los valores de ese equipo. Los aficionados coleccionamos camisetas, banderas o tazas con el escudo de nuestro equipo favorito (porque en esa taza está mejor el café Y LO SABES). Algunos incluso decoran sus casas como si fueran auténticos estadios, con posters gigantes de sus ídolos y bufandas colgadas en las paredes. Hacemos kilómetros, nos gastamos nuestro dinero y nos alegramos o sufrimos según le vaya a nuestro equipo, y es algo que no se puede explicar, porque si ves lo básico… te pareceremos unos descerebrados.

 

Te lo dice uno que hace unos años firmó un acuerdo con su mejor amigo para no volver a ver fútbol, porque nos parecía cateto, algo que no sumaba y sobre todo algo tremendamente injusto con nuestra sociedad, creo que duramos dos semanas sin ver fútbol.

 

ACUERDOS DE QUITA Y PON

                                                   (como cualquiera de los que firman en la ONU)

No nos culpéis por nuestra poca palabra, teníamos 16 años, ahora todo lo que acordamos lo cumplimos (JA)

Tengo que decir que también lo hicimos para que nunca se pierda una especie única en nuestra sociedad:  los entrenadores de sofá, esos expertos que desde la comodidad de su hogar critican cada decisión del técnico y se creen capaces de dirigir al equipo mejor que nadie.

 

ME DECLARO MIEMBRO OFICIAL DEL CUERPO NACIONAL DE ENTRENADORES DE SOFÁ

En resumen, el fútbol es una locura que nos une, nos emociona y nos hace reír. Que como buena fe solo la puedes entender desde un punto de vista creyente y poco lógico.  Así que la próxima vez que veas a un “trastornao” gritando frente al televisor o celebrando un gol como si fuera el último, recuerda que es solo la pasión futbolera, y como ponen en los zoos: NO MOLESTAR AL ANIMAL QUE ESTÁ COMIENDO

 

 

¡Y que viva el fútbol!