La tumba de Bobby Fischer
Yo por el nombre creía que era un futbolista, y la verdad que por su nivel de fama e importancia podría haberlo sido, pero no.
Este Bobby que hoy nos reúne a mi escribiendo y a ti leyendo se dedicaba al deporte, pero al más opuesto que hay si lo comparas con patear un balón, AL AJEDREZ. Lo he conocido gracias a mi último viaje en Islandia, decir que lo he conocido es bastante pretencioso, porque realmente lo único que presencié es la tumba de Bobby Fischer, de hecho yo creo que es de lo poco que queda allí de él.
Bobby llegó a ser el número uno del mundo en lo de mover el caballo que no come hierba, y desde bien pequeño ya le ganaba a los grande maestros del ajedrez.
LA GENTE SE QUEDABA A CUADROS
(por lo del tablero, te acabo de meter un chistaco)
Era una estrella del rock, abría los noticiarios, era portada en revistas y periódicos, recibía llamadas del presidente de Estados Unidos, ganaba mucho dinero e hizo que aumentara la práctica del ajedrez en su país.
PERO...
Se cruzaron en su camino dos problemas: Una enfermedad mental y la política.
Bobby empezó a desarrollar paranoias, cuadros de nerviosismo, ataques de ansiedad, visiones, etc. Estaba entrando de lleno en la realidad que proporciona una enfermedad mental, que además no fue tratada ni atendida como se debía, porque eso no era lo principal por lo que interesaba el joven ajedrecista estadounidense, lo único que importaba era que ganara sus partidas, aunque su partida con la vida se le estuviera yendo de las manos.
Se estaba librando una guerra entre Estados Unidos y la antigua URSS, y la primera batalla estaba siendo con alfiles y peones, se trataba de ganarle a los rusos en su terreno favorito, donde reinaban desde años, en el ajedrez, y el encargado de la aventura era Bobby, el protagonista de un caso de estado, de política internacional, y lo consiguió, el peón ganó al rey Spassky y todo su séquito, Bobby se convirtió en Dios.
MENUDO PIEZA EL BOBBY!!
(pieza por lo del ajedrez, otro chistaco)
Lo malo de los Dioses que son utilizados para hacer guerras, es que cuando ya no interesan dejan de ser tan importantes para aquellos que los utilizan, y eso pasó con Fischer, sus problemas de salud mental siguieron aumentando, su vida y su comportamiento se fue complicando y ya no estaba toda esa gente que celebraba sus triunfos. Pasó de ser héroe norteamericano a no poder pisar su país, y acabar viviendo en Islandia que le concedió asilo político, de recibir llamadas del presidente a vivir en la calle, del calor de los aplausos y los abrazos que traen el éxito, a Islandia y sus glaciares.
SE QUEDARÍA HELAO!!
(ya es el último que meto)
Bobby acabó mal, con grandes problemas con el alcohol y SOLO, si ya no interesas... que te cuide la calle.
Ir a su tumba en un pueblecito pequeño de Islandia, y ver que la gente le sigue llevando regalos, flores, piezas de ajedrez te deja un cuerpo extraño, quizás la película de su vida no merecía ese final, pero la realidad es que la vida le hizo JAQUE MATE y pasó de REY A PEÓN sin que nadie lo remediara.
AL VER LA TUMBA DE BOBBY FISCHER, PENSÉ:
YO CREO QUE AL MENOS SE MERECÍA FIRMAR TABLAS CON LA VIDA.